An article by Pablo Sánchez Chillón, Lawyer, International Speaker, Strategy and Public Affairs Advisor and Urban Advocate. Pablo is the Director of Foro Global Territorio & GlobalGOV. Check out the work of Pablo as Chief Editor of Urban 360º. This article is published with the support of GlobalGOV & Foro Global Territorio.
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[Publico hoy la tercera entrega del (NUEVO) MANUAL PARA FIELES DE LA INNOVACIÓN URBANA: ESTRATEGIAS DE DIGITALIZACIÓN Y COMUNICACIÓN PARA LAS CIUDADES Y GOBIERNOS MÁS INTELIGENTES, en el que comparto los Capítulos 5, 6 y 7 de este volumen, que considero de utilidad para los políticos y sus equipos, lo será también para los lobistas y profesionales de los asuntos públicos en los entornos municipales, para los estrategas y consultores del sector privado que orbitan alrededor del poder local y para esa legión perdida de delegados comerciales que llevan años llamando a las puertas de los equipos de gobierno locales con una cartera – y una Tablet- cargadas de soluciones totales para las ciudades, y que sólo pueden movernos hacia la ternura, al comprobar lo poco que saben de organización local, de entornos de decisión pública municipal y de mecanismos de gestión y organización del poder en las ciudades.
[Los primeros 2 Capítulos y la Introducción al volumen, publicados hace unos días pueden leerse extractados aquí.
Los capítulos 3 y 4, pueden consultarse gratuitamente en este enlace.
El Manual, que consta de 20 Capítulos, se lee como un todo, e irá apareciendo extractado, en esta página durante las próximas semanas].
Capítulo (5). “DADME UNA PALANCA Y MOVERÉ EL MUNDO”: PLATAFORMAS, DASHBOARDS Y EL CIUDADANO-PIXEL.
[12 de septiembre de 2019 / 11:42 AM, Salón de Plenos del Ayuntamiento de la Ciudad X: Llegó su momento. Juan Consultor, profesional con muchas horas de vuelo en el campo de la Administración Pública municipal acaba de terminar su presentación en Power Point sobre la plataforma integral de la Ciudad Inteligente que comercializa su empresa y resolverá, de un plumazo, los problemas de gestión del municipio, ofreciendo un panel centralizado de monitorización y control de la ciudad, plagado de flechas, tantos por ciento y luces que destellan y parpadean, ante un par de ojipláticos Concejales, dos técnicos municipales y un compañero en formación, que está aprendiendo el oficio. El Alcalde, sentado bajo la añosa fotografía oficial del Jefe del Estado que preside el salón y que ha mirado inquieto, hasta 3 veces, el reloj de pulsera que le regalaron sus compañeros de partido el día en que recibió la vara de mando de la Ciudad, toma la palabra y se dirige a Juan Consultor ¿Y esto no lo podéis pagar vosotros? ¿Cómo le explico yo a la gente que esta cosa –que me parece muy interesante, claro- le costará tanto al Ayuntamiento como la nueva piscina municipal que llevamos en el programa electoral?. Game over].
Basado en un hecho real. Como aquellas películas que nos tragábamos sin rechistar los domingos por la tarde en la época en la que la TV tenía sólo dos canales. Tan real como la vida misma, y posiblemente injusto y perseguible penalmente, bajo los dictados de la justicia poética.
Desde luego, la búsqueda del apoyo de la ciudadanía y del respaldo activo de los ecosistemas ciudadanos y empresariales locales a los proyectos de innovación y modernización urbana bajo el paradigma Smart City se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los líderes municipales más dispuestos a innovar en este campo, justificando la inversión de recursos en proyectos útiles e inteligibles por la ciudad, evitando recaer en los sonados errores de su juventud Smart.
Parece oportuno señalar, frente a quienes en el sector propugnan una simplificación (cuando, no, una pura automatización) de la acción de gobierno de la ciudad a la gestión de datos, las métricas y la información en tiempo real presentada en un dashboard al servicio del Alcalde electo, se impone otra tozuda realidad. Ni la acción de gobierno se desarrolla en un Ipad ni los ciudadanos somos meros píxeles en una pantalla de control, y podemos llegar a tener (buenas/malas) ideas que den al traste con este escenario. He conocido excelentes interfaces e infografías que no aguantaban media hora de gestión en tiempo real de una ciudad.
Por esta razón, la batalla por el compromiso de los Digizens con nuestras Ciudades Inteligentes (y el éxito del paradigma Smart City) pasa, en primer lugar, por el impulso, a través del diálogo interactivo entre el hardware de la ciudad y los usuarios/habitantes que la moldean y la transforman cada día, de una nueva experiencia de ciudadanía ampliada (llamémosla urban hacking) que afecta también a la relación dinámica del ciudadano con su entorno físico y relacional, y también con las instituciones.
Igualmente, más que pensar en la visualización de datos, las métricas o las impactantes infografías, una visión de la ciudadanía urbana más allá del enfoque pixel-citizen pasa por apostar por el diseño interactivo (Interaction Design), la dinámica de juegos y recompensas (Gamification) y el urbanismo táctico, entre otros, que promueve la adaptabilidad de los espacios a los usos cambiantes de la sociedad y la reversibilidad de sus atributos y características son algunos de los enfoques que están llamados a jugar un papel relevante en la planificación y diseño de nuestras Smart Cities y en la generación de oportunidades de negocio para nuestros ecosistemas emprendedores, superando las resistencias impuestas por un modo tradicional de hacer ciudad, que procura espacios, usos e infraestructuras sin contar con su eventual dinamización y transformación dinámica por la acción de los miembros de una sociedad urbana cada vez más colaborativa y conectada en redes pero aquejada por el mal de la distracción masiva y los déficits crecientes de atención.
Además, la irrupción de la Inteligencia Artificial, el blockchain y el big data (en una primera oleada) auguran un escenario de soluciones creativas y pragmáticas para las ciudades y los servicios, procesos y estructuras municipales que están todavía por explorar en todo el abanico de sus posibilidades, aunque experiencias como la de la aplicación de bots para la atención ciudadana que aprenden bajo escenarios tecnológicos de IA y machine learning, es, entre otras muchas, una de las soluciones que se abre camino ya entre nuestras instituciones, siendo paradigmático el supuesto de los asistentes virtuales de las Universidades de Alicante (Aitana) y Murcia (Lola), entre otras (con tecnología alicantina, por cierto). Y esto no ha hecho más que empezar.
Por ello, si te acercas como proveedor de servicios a un municipio que pretende ser inteligente, no dudes en conocer, al menos 270º de los 360º que componen la visión compleja de una ciudad. Te vendrá bien para tu cartera de productos, casi como si fueses un proveedor de piscinas municipales.
Capítulo (6) “DESPUÉS DE MÍ, EL DILUVIO”: SMART CITIES QUE, COMO ALGUNAS MASCOTAS, SE PARECEN DEMASIADO A SUS DUEÑOS.-
“Aprés moi, le déluge“.
Al monarca francés Luis XV se le atribuye la paternidad de la frase que encabeza este apartado, pronunciada en los últimos años de su vida, cuando el descontento popular presagiaba un fuerte estallido social en Francia y el acero de las guillotinas se estaba forjando en las fraguas de París. Esta afirmación, paradigma de la indolencia y del egoísmo político, bien pudiera atribuirse a algunos responsables municipales en relación con los personalísimos proyectos que impulsan durante sus mandatos.
Un proyecto estratégico de innovación urbana coherente y sólido, aunque adaptable a la cambiable realidad del momento y a las necesidades perentorias surgidas durante su desarrollo, es una herramienta para el futuro de la ciudad y no el enésimo Libro Blanco/Plan Estratégico que pasa a integrar anaqueles que nadie consulta al día después de producirse un cambio de gobierno local.
Los tiempos de “este pantano fue inaugurado por…” han pasado a mejor gloria, y los partidismos, facciones y visiones cortoplacistas son incompatibles con un enfoque estratégico transformador para la ciudad. Además, salvo los incondicionales, los fieles y algunos inimputables, los demás no entendemos estas lógicas instrumentales con fecha de caducidad.
La capacidad de supervivencia de muchos de estos proyectos de innovación urbana iniciados meses y años atrás y que fueron abanderados personalmente por muchos Alcaldes y Alcaldesas –y hablo ahora del específico supuesto de España, con la excepcional transformación del mapa político municipal tras las elecciones locales de mayo de 2019 que ha supuesto la irrupción de nuevos partidos políticos y sindicadas mayorías de gobierno- una vez superada la inevitable fase inicial en la que los iconoclastas campan a sus anchas entre los escombros de la gestión de sus antecesores políticos, va a quedar demostrada en los próximos meses, y me atrevo a apuntar que sólo aquéllos que resultaban esencialmente estratégicos para la ciudad y que habían sido mejor comunicados y socializados, extenderán sus efectos más allá de los mandatos vencidos, para beneficio de la ciudad y sus habitantes.
Capítulo (7) “FEO, FUERTE Y FORMAL”: LA SMART CITY ANTE EL ESPEJO.-
Marion Robert Morrison, conocido también como Duke (el Duque en la canción de José María Sanz,- Loquillo), era un estudiante de Derecho y decente jugador de fútbol americano becado por la Universidad del Sur de California que abrazó su destino por casualidad. Raoul Walsh, director de cine, le convirtió en el universal John Wayne.
Con 39 años cumplidos, y junto a su amigo John Ford, inició la singladura cinematográfica que le convertiría en una de las estrellas más rentables y mejor pagadas de Hollywood. Wayne, tremendamente honesto con la imagen que le devolvía el espejo, nunca se consideró, como el poeta español Antonio Machado, ni un seductor Mañara ni un Marqués de Bradomín, y desempeñó el mismo papel de hombre medio y viril norteamericano a lo largo de su prolífica carrera cinematográfica. No en vano, su epitafio reza en español: ‘Feo, fuerte y formal’.
Hablemos ahora de identidad, coherencia y autoconciencia: la estrategia de innovación urbana debe incardinarse en el marco de una visión comprensiva y honesta de tu ciudad, coherente con sus propiedades, aspiraciones, virtudes y defectos. Igual que no hay hijos feos para sus progenitores, hay ciudades, mandatarios (y empresas, consultores y gurús que las jalean) que han abrazado el paradigma de la Smart City de manera esencialmente acrítica e irreflexiva, incurriendo en lamentables episodios de impostura urbana, cuando no de falaz caricatura con cargo al presupuesto municipal y contra las ilusiones y expectativas generadas.
En un sector en el que las pócimas mágicas menudean y en el que se enseñorea una legión de expertos y apóstoles dispuestos a compartir generosamente el rito iniciático de su religión con imprudentes y pragmáticos mandatarios municipales, una elemental reflexión previa sobre la naturaleza, identidad, aspiraciones y limitaciones (que las tiene) de la ciudad evitará la astracanada. Con ello se respondería a la clásica pregunta que cualquier tenaz revolucionario se haría: ¿Qué hacer?, pudiendo incluso decidir no hacer nada.
Este ejercicio monacal de introspección, complementado con una visión comparativa (benchmark) sobre lo que los demás están haciendo, permitirá canalizar correctamente los bríos de la innovación y apostar por un camino u otro, evitando la impostura. En este sentido, creo que aunque la adopción de tecnología y su aplicación a la planificación y gestión del entorno urbano abre un universo de posibilidades para las ciudades, resulta casi imposible –y seguro, inconveniente- pretender abordar desde un primer momento todas y cada una de las derivadas de una Smart City en un proyecto, debiendo priorizar acciones, recursos y estrategias.
No conozco ninguna ciudad que después de haber hecho el examen previo de su adn identitario y haber detectado en trazo grueso sus necesidades, haya decidido aplicar una estrategia de Innovación Urbana que afecte simultáneamente a la iluminación, la seguridad, la movilidad, el urbanismo, la salud, la cultura, el patrimonio o el turismo, por citar algunos de los frentes habituales en los que se despliega el concepto de Ciudad Inteligente.
Aunque la Innovación Urbana no conoce de tamaños o complejos, parece a priori más inteligente jugar un par de temporadas con comodidad en una categoría en la que podamos aprender, probar, ensayar y consolidar nuestro proyecto junto a otras ciudades y competidores de nuestra escala, para luego dar el salto a la división de honor de las ciudades, con cantera, experiencia y presupuesto.
En un mundo en el que prima la especialización territorial, la caracterización económica y sociológica de los territorios y la conjunción de atributos, prioridades y agendas municipales, los proyectos más exitosos de Innovación Urbana vinculados a la tecnología han apostado por ensayar algunos de los menús con los que se cocina la Ciudad Inteligente, sin renunciar a una reflexión transversal sobre las capacidades de mejora sostenida y progresiva la ciudad.
Además, si convenimos en que el espejo dominante de la Innovación (tecnológica) Urbana y la Ciudad Inteligente nos ha presentado una ciudad tecnificada, autómata y casi gris (Fea), hecha de procesos y entrañas y sistemas (Fuerte) y muy previsible y algo panóptica por razón de la tecnología (Formal), no estaría de más hacer que muchas ciudades que se dicen inteligentes hicieran un ejercicio de honestidad identitaria equivalente al que realizara al inicio de su carrera Marion Robert Morrison/ John Wayne, erradicando la impostura y apostando por incorporar al proceso de modernización a otros profesionales y sectores vinculados a la comunicación, el (buen) diseño o la belleza.
Nos iría a todos mejor.
2 respuestas para “FEA, FUERTE Y FORMAL: LA CIUDAD INTELIGENTE ANTE EL ESPEJO.”