(Nuestra aportación al Open Data: copia abierta de la presentación en Prezi que acompañó a nuestra ponencia, como desafío a la hegemonía del Power Point: http://prezi.com/qnvpmtaafsv_/copy-of-presentacion-ponencia-alc-smart-cities-eolexcitylab/)
Hace unos días, cuando preparaba el contenido de la ponencia que debía pronunciar en la jornada inaugural del I Alicante Smart Cities Meeting (www.alicantesmartcities.com) en un panel introductorio sobre la Ciudad Inteligente junto a Gildo Seisdedos, profesor del IE y Director del Club de Innovación Urbana, recordaba las horas de lecturas, hallazgos y reflexiones realizadas durante los últimos meses de estudio e investigación, algunas de las cuales se convirtieron en posts de este blog sobre ciudades, tecnología e innovación.
En el marco de este encuentro smart -que iba a ser el primero en su género en la Comunidad Valenciana-, y que nacía, además, con vocación de permanencia (al concluir se anunció la celebración de su 2ª Edición en 2012), a www.eolexcitylab.com se nos pedía compartir nuestra visión y experiencia en este campo, con carácter previo a la presentación de las diversas realidades municipales (entre otras, la de Santander, de la mano de la brillante exposición de su Alcalde, Iñigo de la Serna, que maneja hábilmente los recursos de la falsa modestia para engrandecer su proyecto de ciudad conectada) y antes de la interesante sucesión de presentaciones de tecnólogos e ingenieros programada para los 2 días de Meeting.
Las reflexiones que pudimos compartir en el Meeting (que, por cierto, tenía un formato muy interesante que recordaba a los TED Talks) son las mismas que hemos realizado cuando nos hemos enfrentado profesionalmente al reto de definir una estrategia de implantación de la Ciudad Inteligente:
En primer lugar, partíamos de una reflexión elemental que a veces se enmascara tras otras urgencias: el despliegue de infraestructuras, redes y dispositivos en los entornos urbanos y la obtención y procesamiento de la información obtenidos por y a través de los mismos van a permitir adoptar decisiones inteligentes (más inteligentes) en la ciudad, en relación con cuestiones tan variadas como los consumos energéticos, la seguridad, la educación y la salud, el urbanismo, el transporte y la movilidad o el buen gobierno de nuestras ciudades. Esta es la razón de ser de la smart city, además de servir de training camp de la hibridación que ya percibimos entre los diversos planos de realidad que se superponen como capas en la ciudad conectada.
Del mismo modo, y como viene siendo habitual en nuestras presentaciones, bajo el lema del Please Explain! insistí en la necesidad de incorporar a esta cita alicantina sobre ciudades inteligentes una serie de reflexiones que, partiendo desde presupuestos más cercanos a las ciencias humanas, conectasen de modo práctico el indispensable despliegue de tecnología en la ciudad conectada con un enfoque ajustado a sus usuarios finales – los ciudadanos – pues éstos son, además, a quienes debemos explicar su contenido y alcances.
El civicentrismo (el palabro es mío) pues, como contrapunto a la visión imperante en otros encuentros sobre Ciudades Inteligentes que hayan podido celebrarse durante los últimos meses en nuestro país y en las que el debate sobre las smart cities ha aparecido generalmente dominado por la visión de la ingeniería y los sistemas, y por una suerte de eufórico determinismo tecnológico que anuncia la solución a los males y vicios de la ciudad por razón del despliegue de dispositivos y sensores.
La consecuencia imprudente de esta visión parcial de la ciudad inteligente ha sido la de relegar al ciudadano al mero papel de paciente destinatario de servicios y soluciones en la ciudad conectada, subrayando su faceta de consumidor por encima del resto de dimensiones (identidad – participación – creación) que deben caracterizar la vida ciudadana en una comunidad conectada.
El despliegue de las infraestructuras TIC y la adopción de un modelo colaborativo (que no es una llamada retórica a participar sino una convocatoria al talento y la cooperación) en la ciudad conectada, optimizando el uso de la información obtenida por los sensores y dispositivos, va a permitir sobre la base de la creatividad compartida de ciudadanos, administraciones y empresas, -y este es desde nuestro punto de vista, el aspecto más relevante de las Ciudades Inteligentes -, el desarrollo de aplicaciones, soluciones y sistemas que mejoren la provisión de los servicios públicos y la calidad y de los servicios públicos y la calidad y habitabilidad de las ciudades, haciéndolas mejores para residir, trabajar y disfrutar en ellas. Esto es, también, la smart city.
En un mundo que avanza hacia un 70% de la población viviendo en entornos urbanos y en el que se impone una optimización de recursos cada vez más escasos, debemos reflexionar sobre el papel cada vez más relevante que van a desplegar las ciudades como verdaderas catalizadoras de los procesos de innovación y como captadoras de talento y creatividad, con una asignación más eficiente de los recursos disponibles. En épocas de estrecheces, hay que hacer de la necesidad virtud, y por eso, la suma de tecnología + talento + territorio contribuirá a situar en términos competitivos nuestros territorios y ciudades en un mundo interconectado, sin olvidar, en este esfuerzo, el ADN de la ciudad y la capacidad de implicar a sus habitantes en los proyectos de ciudad.
Se trata, en fin, de reivindicar la identidad y la glocalidad en la smart city: lo global no como una fuerza exterior que condiciona lo local, sino como producto, reproducción y resultado de una multiplicidad de acciones en diferentes escalas espaciales, potenciadas por la acción de la tecnología. En este sentido, fue el Alcalde de Santander quien subrayó el side effect de su proyecto de ciudad inteligente: el creciente sentimiento de orgullosa pertenencia de los vecinos a la ciudad conectada y el refuerzo de sus lazos identitarios.
Del mismo modo, y esto es igualmente interesante, en el marco de la sana competición entre territorios para atraer y retener a visitantes, inversores y residentes, las estrategias transversales de place making de la ciudad deben potenciar, también, la Identidad Digital de la Ciudad, aspecto hoy generalmente descuidado por los gestores de la cosa pública. Del mismo modo que muchos usuarios llegan a elegir un hotel por disponer de conexión wifi, los visitantes de la ciudad conectada elegirán su destino por el grado de conectividad y los servicios de movilidad que pueda proveer.
Por otro lado, sostuvimos que no existe un modelo universal para el despliegue de la smart city. Podrá haber consenso en la necesidad de desplegar los dispositivos, redes e infraestructuras –sin ellos, no hay Ciudad Inteligente, desde luego -pero cada territorio deberá encontrar su camino, aprovechando el botín de la interesantísima pugna entre las distintas compañías de tecnología por imponer un sistema ganador. Esta competición es indispensable para el desarrollo de soluciones innovadoras que terminen beneficiando a los ciudadanos.
Además, la smart city no es una cuestión de tamaño. Los municipios más pequeños, o los distritos de las ciudades, pueden, si se lo proponen, disponer de un proyecto de Ciudad Inteligente tan interesante y exitoso como el que pueda acometer Nueva York, París o Singapur. Sacudámonos los complejos y pongámonos a trabajar con visión y firmeza. Paso corto y visión larga, motto que acuñó Pablo Oliete, de Adesal, otro de los intervinientes en el Congreso.
Más. Siempre necesitaremos de un proyecto que nazca de esa reflexión serena sobre lo que se pretende ser y alcanzar como ciudad y territorio, pues como se pudo comprobar durante las jornadas de trabajo, cada ciudad necesitará de una estrategia específica que nazca de su identidad, particularidades y trayectoria, en un proceso singular en la que reflexiones en torno a conceptos como la glocalidad (global + local) ayudarán a dotar de contenido y significado la Identidad Digital de la Ciudad, rentabilizando los medios e inversiones empleados.
La Ciudad Inteligente no presupone la exclusiva actuación sobre nuevos desarrollos, sino más bien el acometimiento de procesos de renovación urbana, optimización y adecuación de recursos en los ámbitos ya consolidados, según la vieja distinción entre greenfields y brownfields. Por tanto, el despliegue de infraestructuras de la ciudad inteligente, para ser efectivo y real, debe empezar por la ciudad existente, por la ciudad percibida por los ciudadanos.
Invertir en la ciudad inteligente no es caro. Es necesario y además, es rentable. El despliegue de la smart city ya está poniendo de manifiesto el ahorro generalizado en partidas asociadas a la prestación de servicios ciudadanos, aligerando las cargas de Ayuntamientos y administraciones. Además, se abren nuevas e interesantes posibilidades en el campo de las concesiones administrativas y los contratos de cooperación público-privada, que justifican la apuesta por la Ciudad Inteligente y contribuyen a generar las condiciones de entorno para procurar el desarrollo de start-ups de base tecnológica y la generación de empleo y riqueza. La explotación de los servicios sobre las redes de infraestructura tecnológica desplegada en la ciudad es, también, un campo de trabajo rentable e interesante.
Dicho esto, desde luego, una de las claves, en nuestra opinión, del desarrollo de la Smart City pasa por impulsar un proceso que empieza por abrir a la ciudadanía las bases de datos y sistemas que sustentan los servicios públicos (open data) y poner todos los datos públicos que integran el acervo de las administraciones al alcance del ciudadano en formatos digitales, estandarizados y abiertos, fomentando su comprensión y su reutilización por investigadores, programadores, analistas y ciudadanos no entrenados en las habilidades pero interesados en conocer estas cuestiones. Es el crowdsourcing en la ciudad, que se articula como una experiencia de colaboración público- privada basada en la plena confianza en la iniciativa y talento de la gente.
Este proceso de Open Data, culmina con el desarrollo, sobre la base de la creatividad compartida de ciudadanos y empresas, de aplicaciones, soluciones y sistemas que mejoren la provisión de los servicios públicos y la calidad y habitabilidad de las ciudades, haciendo más inteligentes las decisiones que se adoptan en los entornos ciudadanos. Esta realidad implicará un necesario cambio de mentalidad en la gestión de la cosa publica, pues, tras el despliegue de tecnología inteligente, las administraciones más cercanas al ciudadano (fundamentalmente las del ámbito local,) más que actuar como meras expendedoras de servicios públicos, pasarán a convertirse en verdaderas gestoras de plataformas vinculadas a los servicios que prestan, integrando su gestión sobre una base tecnológica que se nutre en su desarrollo dinámico de un caudal de aportaciones de ideas y conocimiento procedentes de los diversos actores incumbidos por el desarrollo de la ciudad.
El modelo, -con su proyecto- funcionará en la medida en que seamos capaces de considerar al ciudadano no como un mero consumidor sino como un verdadero actor de la ciudad inteligente, que contribuye, comparte y crea, facilitándole herramientas para la participación, si bien, y de acuerdo con la postura de Genís Roca que compartió un dinámico debate con Óscar Carrión sobre redes sociales y ciudad conectada durante el Alicante Smart Cities Meeting, la llamada a la participación de la ciudadanía no puede constituir un acto de retórica hueco ni articularse, sin más, sin asumir cierta actitud selectiva ante el producto de tal participación, primando la calidad de las aportaciones.
En este sentido, tan importante es tener un proyecto razonable de despliegue de la ciudad inteligente como dinamizar su día a día, razón por la cual tuvimos ocasión de analizar determinadas experiencias de dinamización de proyectos de smart cities y gestión del talento en la ciudad conectada (Living Labs urbanos, Hackathons, Apps e iniciativas de desarrollo de actividades colaborativas y de crowdsourcing urbano), que quienes os demoráis por este blog ya conocéis, y que demuestran el éxito de la implicación del ciudadano -sin señuelos- en las actividades abiertas y colaborativas orientadas a mejorar herramientas y sistemas municipales o a crear nuevas aplicaciones que beneficien a la comunidad en la que uno reside, ya fuese la trayectoria del NYC Digital impulsado por Rachel Sterne, o los programas de Dublín, Finegal o los CIVICAPSS.ORG y DATA.CA.GOV.
Finalmente, como urban planners, y en la línea de la investigación sobre hibridación de espacios en la ciudad conectada que venimos desarrollando desde tiempo atrás, sometimos a consideración de la audiencia dos reflexiones: la primera tenía que ver la necesidad de entender el cambio de paradigma al que nos enfrentamos por el despliegue de tecnología en la ciudad y la obligación de acometer una reflexión en torno al modo en el que se ordenan y diseñan nuestras urbes. No se explica que entrados en el siglo XXI, las ciudades europeas se planifiquen sobre la base de criterios del Siglo XIX – el zoning– cuestión que fue abordada de modo brillante por las ponencias de los Arquitectos José María Tomás Llavador (de TJM) y Aurora López, del 22@de Barcelona.
Last but not least, una gestión inteligente del espacio público de la ciudad pasa por generar espacios híper-conectados, grandes nodos de ultraconectividad en plazas, y equipamientos en los que se pueda producir el encuentro productivo de los ciudadanos, y en los que materializar las iniciativas vinculadas al desarrollo y dinamización de la ciudad inteligente.
Por último, una reflexión que no puedo dejar de plantear; el exceso de euforia en relación con la implantación de la ciudad inteligente, lejos de favorecer su advenimiento, se articula como su principal debilidad y el campo para el feroz ataque de los filósofos de la negatividad que han crecido como esporas con la difícil coyuntura que atraviesan nuestras economías. En este sentido, la conformación del panel de ponentes del Alicante Smart Cities Meeting (y esto es mérito de la organización, desde Santiago Colomo a Pablo Sandoval o Pepe Trigueros) huyó de la autocomplacencia, oyéndose opiniones ricas y diversas sobre este particular. Expliquemos la ciudad inteligente y acometamos, con optimismo, proyectos realistas que respeten el adn de la ciudad. Es cuestión de inteligencia.
A los asistentes y a los organizadores. Gracias y enhorabuena.
Para ulterior información:
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/11/03/suvivienda/1320317745.html
http://www.diarioinformacion.com/alicante/2011/11/03/tres-b-ciudad-inteligente/1186311.html
http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=985504
http://www.diarioinformacion.com/alicante/2011/11/04/busca-ciudad-inteligente/1186522.html
http://www.cassiaelx.com/blog/2011/11/07/ciudades-inteligentes-%c2%b7-smart-cities/
http://www.opendatacordoba.com/ (El proyecto de Open Data de Córdoba – España)
http://www.newscenter.philips.com/es_es/standard/about/news/pressreleases/corporativas/philips-business_school_ciudades_habitables.wpd (Club de Innovación Urbana del IE y Philips)
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