No es inhabitual en nuestros días encontrar llamadas a la colaboración público-privada en materia de innovación e implantación territorial de actividades de alto valor añadido, sean éstas de carácter industrial, comercial o investigador, siendo pocos los proyectos que, habiendo logrado activar los mecanismos de cooperación entre lo público y lo privado (lo que no es nada fácil) hayan conseguido alentar ecosistemas de innovación operativos y spin-offs asociadas al programa de actuación innovadora.
No en vano, y como ya hemos tenido ocasión de señalar en otros lugares, la innovación es a la segunda década del siglo 21 lo que la sostenibilidad fue para la primera: una suerte de commodity hueco y maleable cuya invocación – con tono de honda gravedad- sirve para atribuir, por arte de ensalmo, extraordinarias cualidades de éxito a cualquier proyecto que la incluya entre sus objetivos, garantizándole un futuro lleno de alegrías y resultados, lo que desvirtúa, en no pocas ocasiones, su verdadero significado y alcance.
De la misma manera, -y no con menos intensidad en una época de recesión económica como la que nos ha tocado vivir-, el mantra de la innovación ha servido, y sirve, para afear situaciones que aquejan, por defecto, a una empresa o actividad (“no invierten suficiente en I+D+I”), lo que explicaría, sumariamente y con altas dosis de dramatismo en boca de los acusadores, la falta de competitividad de estas entidades y los fracasos por comparación con sus rivales más allá de nuestras fronteras. Partiendo de esta realidad, los anaqueles de las librerías se han ido poblando de libros de distinta calidad y hondura que han hecho de la innovación el hilo conductor de sus relatos, participando, de alguna manera en su estructura y objetivos, de las características de los libros de auto-ayuda y motivación que les precedieron en las estanterías (con idénticos resultados de frustración para sus lectores).
Finalmente, la actitud innovadora, en algunos casos, logra trascender del plano teórico al práctico, impregnando, de manera transversal, determinados proyectos que se abren camino en nuestras sociedades, algunos de los cuales cuentan ya con años de exitosa existencia, poniendo de manifiesto los extraordinarios resultados que se derivan de la conexión entre innovación y producción industrial, generando un círculo virtuoso para la acción. Es en esta última faceta de la innovación, que favorece la implantación y desarrollo de actividades industriales y productivas de alto valor añadido -sea a través de iniciativas privadas o sea fruto de la cooperación público-privada– en la que vamos a detener hoy nuestra mirada, analizando algunos esperanzadores proyectos que, o bien fueron implantados tiempo atrás y continúan con su singladura o bien, pretenden abrirse camino en estos procelosos días en los que cunde el desánimo y la desilusión entre la clase emprendedora.
La entrada para el análisis del primero de los proyectos nos la da, la publicación, hace algunas semanas, en la edición digital del día 1 de marzo de 2011 del Diario El País, de la noticia que daba cuenta de la iniciación por parte del Grupo Mondragón (ORONA) del denominado PARQUE TECNOLÓGICO ORONA IDEO en San Sebastián (País Vasco), y que fue objeto de publicación en otros medios de comunicación.
En efecto, la puesta en marcha del Proyecto ORONA IDEO, impulsado por ORONA (Cooperativa vasca, integrada en el Grupo Mondragón) anticipa la creación un nuevo espacio físico de Innovación especializado en el sector de la movilidad urbana y la elevación, pionero en Europa al integrar en un mismo entorno Empresa, Centros de I+D+i y Universidad (característica de los Parques Tecnológicos 2.0), con el objetivo de constituir un verdadero ecosistema de innovación y convertirse en un espacio común de trabajo, creación, gestión y desarrollo del conocimiento e innovación.
Al margen del carácter de originalidad del proyecto (pues ya existen antecedentes de combinación exitosa de todos esos factores, lo que no empece para que los discursos de presentación tiendan siempre a la grandilocuencia), el proyecto de Orona IDeO, cuyo Centro de Innovación ocupará 40.000 metros cuadrados de los más de 108.000 metros cuadrados de superficie total del parque (8.000 m2 serán de uso terciario), se implantará territorialmente en el espacio definido por la ampliación del Parque Tecnológico de San Sebastián, en el que, tras la implantación del propio Orona IDeo, se producirá el desembarco de la Universidad de Mondragón (Mondragón Unibertsitatea) y del Centro Tecnológico Ikerlan – IK 4, previéndose una inversión total de 160 millones de Euros y la creación de 1.000 empleos altamente cualificados.
La decisión de conformar un cluster de innovación vinculado a las actividades de esta cooperativa vasca, descansa en una serie de decisiones estratégicas que favorecen la implantación territorial de este interesante espacio de producción e innovación en San Sebastián, sirviéndose de las virtudes probadas de la ubicación en el Parque Tecnológico donostiarra, de sus privilegiadas comunicaciones, impulsando el establecimiento de un urbanismo y una arquitectura netamente funcionales orientados a la consecución de los fines del intercambio de conocimiento creativo y su aplicación al proceso industrial, con la generación de una gran plaza interior que, a modo de las ágoras atenienses, constituirá un punto de encuentro entre las distintas instalaciones que integrarán el proyecto y sus usuarios.
Al igual que otras actuaciones privadas ya consolidadas, el Proyecto de Orona IDeo nos interesa porque, a nuestro juicio, cumple varios de los requisitos esenciales para su implantación inteligente y su subsistencia, como son, la existencia de un Proyecto, arraigo en la cultura industrial de la zona, compromiso público-privado entre distintos agentes incumbidos (que se traduce en financiación compartida), presencia del mundo de la investigación y la Universidad y respeto a la identidad del territorio y la cultura empresarial del entorno.
En el mismo orden de actuación privada de I+D+I asociado a la conformación de un ecosistema de innovacion, cabe reseñar, también, el proyecto del PARQUE TECNOLÓGICO ACTIU en Castalla (Alicante-España) (www.actiu.com) impulsado por una de las principales empresas europeas de fabricación y distribución de mobiliario para espacios de trabajo y grandes equipamientos, responsable, entre otras actuaciones, del equipamiento del Aeropuerto de Alicante-Elche,la T-4 de Heathrow, la Cámara de Comercio de París o el Hospital de la Fe en Valencia (España), y que fue inaugurado en noviembre de 2008.
El Parque Tecnológico ACTIU, concebido por sus promotores como la filosofía hecha arquitectura, “define perfectamente unas nuevas instalaciones que son más que un centro productivo: son un espacio creado para que la innovación empresarial pueda crecer al amparo de la colaboración con el mundo académico. También para hacer más eficaz la transferencia de tecnología entre el núcleo principal, Actiu, y las empresas colaboradoras. Por último, el parque está llamado a convertirse en un espacio en el que diferentes sectores puedan debatir sobre las organizaciones laborales y su equipamiento, para trasladar después este conocimiento a la empresa y al mercado.”(fuente: actiu.com)
Al margen de las presentaciones, y del uso de la retórica, la escala de intervención adoptada en el Parque ACTIU, las soluciones arquitectónicas propuestas (obra del Arquitecto José María Tomás LLavador de TJMa Arquitectos), el respeto por el medio ambiente y los criterios de sostenibilidad incorporados desde el momento mismo de la definición y redacción del proyecto (que le han valido la obtención de la prestigiosa Certificación LEED y numerosos premios durante estos años) conforman un espacio para la innovación y la producción único en la Comunidad Valenciana, que ha contribuido (last, but not least) a hacer de esta empresa uno de los principales actores globales en su sector, y de su Parque Tecnológico un centro de gravedad permanente en torno al cual se articula un polo industrial y tecnológico altamente especializado.
Continuando nuestro recorrido por los Parques Tecnológicos nacidos de la pura iniciativa privada, regresamos al País Vasco, lugar en el que se ubica la Corporación TECNALIA (www.tecnalia.com), y sede de sus principales instalaciones.
Tecnalia es una corporación tecnológica multidisciplinar, privada e independiente, nacida en 2001, con sede en el Parque Tecnológico de Bizkaia y cuyos principios de actuación vienen marcados por su carácter privado, el enfoque de su actividad en la Investigación Aplicada, siendo un centro de excelencia internacional (contratos internacionales de I+D, investigadores extranjeros, acompañamiento internacional a las industrias locales, licencias, IP…), con impacto en la industria local (Proyectos de I+D e innovación con empresas, spin offs, formación, servicios E+C) y abierto, convertida en polo tractor de iniciativas personales y colectivas (redes), que quieren interactuar y co-generar conocimiento con Tecnalia.
Tecnalia cuenta con un modelo organizativo basado en unidades de negocio que fomenta la cooperación, la multidisciplinariedad y la transversalidad como respuesta a unos retos tecnológicos que precisan respuestas globales y altamente especializadas, concentrando su actividad en un cluster multi-geográfico definido por el Parque Tecnológico de Bizkaia en Derio, sus instalaciones en Álava, en Guipúzcoa (todas en el País Vasco) y las que tiene en Chiclana de la Frontera (Cádiz). Actualmente, y entre otras muchas líneas de actuación y negocio, Tecnalia desarrolla actividades de alto valor añadido, sea en el campo de desarrollo de los smart grids energéticos (Proyecto INGRID), sea en el de los nanocomponentes poliméricos para muros cortina, por citar 2 de sus proyectos, así como en proyectos más prosaicos (la invención no tiene porqué ser aburrida) como el desarrollo de un impactante proyecto de Tablas de Surf inteligentes en colaboración con PUKAS (lo véis a continuación).
Finalmente, y mirando más allá de nuestras fronteras, Bologna, capital de la Emilia-Romagna italiana promueve, desde hace algunos años, un proyecto de implantación territorial de actividades innovadoras de una escala extraordinaria (lo que ha marcado, indiscutiblemente, su sereno ritmo de implantación) al que ha denominado TECNOPOLO BOLOGNA y que prevé una inversión de más de 150 millones de Euros. La actuación se insertará en el marco de la Rete Regionale dell’Alta tecnologia de la Emilia-Romagna ya en funcionamiento, con proyectos en desarrollo en Faenza y Módena.
El proyecto del TECNOPOLO, que pretende recuperar las impresionantes instalaciones de la antigua Manifattura Tabacchi (Tabacalera) en la Via Stalingrado, obra del Arquitecto Pier Luigi Nervi (1945-1949) para la implantación de un centro de innovación e investigación que promueva actividades de alto valor añadido en esta región italiana, cuenta con la participación institucional del Gobierno italiano, los gobiernos regional y local, y la necesaria cooperación del capital privado, promoviendo, igualmente, la recuperación ciudadana y revitalización urbana de un área degradada de Bolonia.
La actuación se centra en el entorno de un antiguo barrio de viviendas sociales, promoviendo una intervención que se extiende más allá de los 100.000 metros cuadrados de superficie (la implantación en la antigua Manifattura de un polo tecnológico tal vez desconcertaría a Aldo Rossi y sus émulos en La Tendenza cuyos criterios gozaron de fuerte predicamento en la Bolonia de principios de los años 70, puesto que el uso propuesto nada tiene que ver con la forma arquitectónica…)
El proyecto, que está sometido a las habituales tensiones sobre la asunción del liderazgo y la definición y ordenación de un programa de actuación, pretende culminarse en 2013, no obstante lo cual, en un arrebato de originalidad alla italiana (no necesariamente perverso ni improductivo per se), las autoridades boloñesas han decidido atraer primero (con ciertos trucos) a los investigadores a la ciudad, otorgándoles contratos y becas que les permitan desarrollar su trabajo, de manera interina en otros espacios provisionales, hasta la culminación de la adecuación de la Manifattura Tabacchi a su forma y función al servicio de la innovación. Según este planteamiento determinista, a la conclusión del Proyecto, la cultura innovadora ya será una constante en la ciudad romagnola, consolidando definitivamente la viabilidad de una arriesgada inversión de «importación» de talento y creatividad. El problema surgirá, si, transcurridos los meses, y pagándose regularmente las becas y estipendios a los investigadores con cargo al presupuesto público, el proyecto del Tecnopolo en la antigua Tabacalera -vista la realidad que describen los medios italianos estos días- continua sin avanzar, impulsando una estampida de talento, que haga naufragar la iniciativa. Confiemos en que no suceda.
Para ulteriores lecturas:
http://www.observatorioeconomiasocial.es/actualidad-observatorio.php?id=1606
http://www.europapress.es/euskadi/noticia-orona-ideo-creara-espacio-innovacion-pionero-unir-empresa-idi-universidad-dara-empleo-500-personas-20110228144605.html (más sobre el Proyecto de Orona Ideo)
http://www.construarea.com/noticias/detalle_noticia/-/asset_publisher/c6jL/content/parque-tecnologico-actiu (más sobre el Parque ACTIU en la Revista Especializada Construarea)
http://www.tecnalia.com/es/tecnalia/proyectos-tecnalia/index.htm (Relación actualizada de proyectos en los que interviene TECNALIA).
http://www.magazine.unibo.it/Magazine/Universita/2011/03/09/Tecnopolo.htm (TECNOPOLO BOLOGNA)